Casi todos los días son una buena oportunidad para visitar otros mundos, alejarse un poco de este mundo físico-visual, y saber que existe el microscópico, el telescópico, el mundo del intelecto, el del corazón.
El mundo de los sonidos, de los latidos, de los otros sentidos.
Cuántos no pasan la vida sin saber que existe ese lo otro, lo demás. algo que con cambiar un poco la percepción, todo, hasta lo que disgusta cada día, aparecerá diferente.
Así visitar el mundo del alma, de las cosas que creemos conocer, hace tener la llave de ese espítitu creador, ese lugar donde las cosas y las definiciones son incomprensibles e inexplicables.
Así es esto, por eso existen los amantes de la naturaleza, porque una simple flor remite a lo desconocido, a lo desconsolado al mismo tiempo lo no abordado. A un mundo nuevo.